El mito de una Europa en paz desde 1945: el ejemplo francés
Al día siguiente de los atentados del 13 de
noviembre en Paris, frente al Congreso, François Hollande afirmó con un tono
grave que « Francia está en guerra ». La misma frase la repite sin cesar
sistemáticamente después de un atentado. Después de los eventos de Nice, añadió
que « la guerra está fuera y dentro de Francia ». La tierra sagrada de los
derechos humanos, de la paz y de las Luces amaneció en un estado de sitio, una
guerra emprendida cobardemente por la barbarie y el oscurantismo.
La guerra
más conocida, tratando de Francia, es, por supuesto, la guerra de Algeria. Sólo
quiero insistir sobre algunos aspectos. Primero sobre la posición del Partido
Comunista Francés, frente a los nacionalistas argelinos después de la
liberación. Este partido, al término de la segunda guerra mundial, tenía la
aureola y reconocimiento por su resistencia ejemplar durante la ocupación nazi.
El 8 de mayo 1945, una marcha nacionalista en Sétif fue reprimida
sangrientamente y la revuelta que siguió a este hecho, será también liquidada
con una violencia increíble. En ese caso también varían las cifras entre un
millón y 80.000 víctimas según el punto de vista del historiador.
Como lo
explica Mohammed Harbi, « en Francia, las fuerzas políticas provenientes de la
Resistencia se dejan manejar por el partido colonialista. « Les he otorgado de
vivir en paz para los diez años que vienen; si Francia no hace nada, todo
volverá a la situación anterior pero peor todavía y será probablemente sin
remedio », alertó el general Duval, maestro de obra de la represión. El Partido
Comunista Francés (PCF) que describió a
los líderes nacionalistas como «
provocadores pagados por el hitlerianismo » y que reclamó que esos “dirigentes
sean pasados por las armas » (fusilados)- será, a pesar de su cambio de opinión
enseguida y su combate para la amnistía, visto como un partidario de la colonización.
» (3)
En reacción
al atentado de Nice (Francia) de julio 2016, Georges Fenech, el presidente de
la comisión de investigación parlamentaria a propósito de los atentados de 2015
ha propuesto la creación de un « Guantánamo a la francesa ». Propone reunir
todos los djiadistas de regreso de Siria en el centro penitenciario de la Isla
de Ré. Ese concepto, que provoca mucha polémica, tiene sus raíces en la guerra
de Argelia durante la cual el gobierno francés desarrolló unos « campos de
reunificación » destinados a recluir los resistentes del FNL et así impedirles
cualquier tipo de apoyo de parte de la población argelina. Bastaría con la
introducción oficial de la tortura en Francia y así volveríamos a lo sucedido
anteriormente. Por otra parte, este debate delirante ya ocurre en el seno del
Frente Nacional: reintroducción de la tortura o, por ejemplo, pena de muerte
para Salam Abdeslam, es permitido imaginar cualquier locura.
Asesinatos políticos a gran escala.
Guerras,
torturas, asesinatos políticos, esos son los verdaderos rostros de esta Francia
que se presenta como portadora de las luces cuando actúa para defender su
imperio colonial y los intereses de sus multinacionales, Elf, Total, Areva,
Bolloré, Eramet, Technip, Bouygues, Orange, Geocoton, Rougier, etc. (8). Y no
se trata de una historia del pasado, más bien de la vida cotidiana actual de
millones de africanos.
Esta es la
versión de la historia que nosotros deberíamos aceptar y asumir, nosotros,
pobladores de una Europa civilizada que alcanzamos vivir en paz desde ya hace
setenta años.
En realidad,
nunca acabamos con la guerra. Y lo que pasó con Francia es un ejemplo claro de
este estado permanente de guerra. Es importante recordar algunos hechos
históricos.
Un periodo de guerras continúas.
Cuando la segunda guerra mundial apenas se
acabó, el gobierno provisorio francés, proveniente de las fuerzas de la
resistencia, tantas veces presentado como un ejemplo por la izquierda actual,
envía al Vietnam (en esa época parte de la Indochina) un cuerpo militar
expedicionario para tratar de acabar con la guerra de independencia. Bajo la
presidencia de Léon Blum, modelo político de la izquierda contemporánea, esta
intervención se transforma en una verdadera guerra. Francia envía más o menos
medio millón de soldados para salvaguardar su territorio colonial; 43,5 % de
los soldados de este ejército provienen de las otras colonias francesas (Magreb
y África central). Francia será derrotada en la batalla de Dien Bien Phu, en
mayo 1954.
Durante este mismo período, en 1947, Francia
organiza una masacre en Madagascar contra la rebelión de los malgaches;
resultaron unos 11.000 muertos, según las versiones oficiales francesas y
100.000 muertos según los resistentes malgaches. En esta guerra, una vez más,
las tropas de represión francesas eran constituidas en su mayoría por soldados
provenientes de las colonias africanas y maghrebinas.
Esas sangrientas guerras no impidieron la
participación de Francia, en el mismo periodo, en la guerra de Corea, desde el
25 de junio 1950 al 27 de julio 1953. Una coalición de 17 estados (entre ellos
Bélgica y Gran Bretaña), liderados por los Estados Unidos. Esta guerra fue bajo
la bandera de la ONU, con el objetivo, al igual que en Indochina, de oponerse a
las luchas de liberación dirigidas por las fuerzas comunistas. Estas dos
guerras provocaron más de dos millones de muertos. Esa guerra olvidada de Corea
fue una guerra de destrucción masiva. En términos actuales se hablaría de
genocidio. La capital Pyongyang fue totalmente arrasada: « Al principio del
ataque, el 14 y 15 de diciembre, la aviación norteamericana arrojo unas 700
bombas de 500 libras cada una. Los
aviones de combate Mustang arrojaron napalm y 175 bombas de explosión retardada que hicieron de la
capital vietnamita un infierno. Cuando la gente intentaba rescatar los cuerpos
de los muertos de los incendios provocados por el napalm, las bombas de
explosión retardada explotaban. Al inicio del mes de enero, el general Ridgway
ordenó de nuevo un ataque contra la capital Pyongyang « buscando destruir la
ciudad por el fuego con bombas incendiarias » (objetivo cumplido en dos etapas,
los 3 y 5 de enero de 1951) » (1).
La guerra
del Vietnam, tanto como la guerra de Corea llevaron al desmantelamiento de los
dos países. El Vietnam obtendrá su reunificación al acabar otra nueva guerra de
independencia, esa vez contra los Estados Unidos, en 1975. Corea todavía no
está reunificada y el territorio del sur sigue ocupado por los Estados Unidos.
Así se presenta el ejemplo de paz aprovechado por las naciones autoproclamadas
civilizadas desde el fin de la segunda guerra mundial. Esas guerras fueron
rápidamente olvidadas por la población europea, pero no por las populaciones
victimas de estas guerras.
Y no sólo
los pueblos asiáticos fueron implicados en estas guerras. La victoria de los
vietnamitas en 1954 contra la metrópolis francesa dio aliento a otros
movimientos de lucha de liberación en varias partes de África.
En vez de
aprovechar de la experiencia de su humillante derrota en Vietnam, Francia
siguió con su espíritu colonialista: « Entre 1960 y 1998, hubieron 60
intervenciones militares francesas en el Sur del Sahara africano, 23 de esas
acciones fueron emprendidas para « mantener el orden » ayudando así a los
regímenes aliados de Francia y 14 otras para derrocar gobiernos que no se
sometían a los dictados de los dirigentes franceses». (2).
El enemigo interior.
Otro aspecto
que quiero subrayar es la creación del « enemigo interior » en la política y la
ideología francesa, esta surgió durante la guerra de Algeria. « El 17 de
octubre 1961, Paris fue el escenario de una de los más grandes masacres de
civiles de la historia contemporánea de Europa occidental. Este día, decenas de
miles de argelinos marchan pacíficamente contra el toque de queda y la
represión que se aplicaba contra ellos a partir del 5 de octubre. Esta
disposición era impuesta por el prefecto de policía de la Seine, Maurice Papón.
La reacción de la policía fue brutal y sanguinaria. Decenas de argelinos,
quizás entre 150 y 200, fueron ejecutados por la policía. Algunos cuerpos
fueron encontrados en el rio la Seine. Durante varias décadas, el recuerdo de
este episodio importante de la guerra de Argelia será silenciado » (4).
Según
Mathieu Rigouste (5), el concepto de enemigo interior data de esta época y está
relacionado con la presencia de una emigración importante causada por la
colonización : la historia del control de la migración en el pensamiento
militar francés, anota, permite analizar, estudiando la reconstrucción de un
enemigo interior socio-étnico, la regeneración y después la generalización en
el tiempo y espacio, de una tecnología concebida para efectuar un control
excepcional de poblaciones inferiorizadas ».
La historia
pacífica de Francia no se limite a las guerras: la patria autoproclamada de los
derechos humanos también desarrolló una fuerte tradición de asesinatos
políticos exterminado a los dirigentes nacionalistas de África y del Magreb. En
el libro “Retornen los fusiles” (Retournez les fusils), Jean Ziegler dedica un
capítulo a las campañas de asesinatos políticos organizados por los servicios
secretos europeos y analiza el caso del Camerún: « Todos los dirigentes
nacionalistas sin excepción fueron asesinados uno después de otro: Ruben
UmNyobe, en 1955, y enseguida sus sucesores Isaac Nyobe Pandjok, David Mitton,
Tankeu Noé » (6). El asesinato del joven
médico Félix-Roland Mounié, dirigente de la Unión de las Poblaciones del
Camerún (UPC) que fue invitado por un « periodista » francés a un almuerzo.
Félix-Roland Mounié murió en Ginebra
envenenado la noche siguiente. Este “periodista” era, en realidad, el coronel
William Betchel, oficial francés del SDECE (servicio de documentación exterior
y de inteligencia) y nunca será condenado por este crimen. Y muchos otros casos
así…
Está de moda
ahora en Occidente la denuncia de la corrupción (evidente) de muchos jefes de
los Estados africanos, pero sería mejor acordarse de que nuestros gobiernos y
sus sicarios asesinaron casi todos los dirigentes nacionalistas íntegros que
querían devolver la independencia, la dignidad y la justicia, a los países
africanos. Siendo belga, no puedo olvidar de recordar a Patrice Lumumba, héroe
africano ferozmente asesinado por el comandante belga Weber, el 17 de enero de
1961, y cuyo cuerpo fue disuelto en ácidos. Actualmente sus hijos luchan, y
hasta el momento sin ningún resultado, para que los culpables y el Estado
belga, sean condenados. Como lo recuerda Jean Ziegler: « Esa criminalidad de
estado fue implacable: era imperativo acabar con los auténticos líderes
nacionalistas para instalar en el poder a las élites autóctonas, adiestradas,
influenciadas y controladas por el colonizador » (7). Matar a Lumuba para
instalar al títere Mubutu, por ejemplo.
Lo que sí, es nuevo hoy día, es que la guerra,
o al menos una mínima parte de esa guerra, llegó hasta nosotros, en el suelo
francés o en el suelo belga. Víctimas civiles inocentes que mueren, y con ello
se hunden familias enteras en el horror. ¿Por qué serramos los ojos frente a
tantas víctimas inocentes en el tercer mundo?
Estas víctimas son causadas por nuestras guerras coloniales. ¿Por qué
seguimos apoyando a estos gobiernos y sus partidos políticos que perpetúan esa
misma política?
Si el discurso de los reclutadores del djihad
atrae a tantos jóvenes, es porque la mayoría de las veces usa una retórica anti
imperialista y porque cualquier otra forma de protesta en contra de nuestras
sociedades de su parte ha sido reprimida (9). En vez de concentrar todo el
debate sobre el aspecto religioso del fenómeno, sería más productivo analizar
el aspecto político y hacer un balance correcto a propósito de nuestras
políticas coloniales impregnadas de masacres y de guerras. Si los jefes de
DAESCH nada tienen que ver con los dirigentes nacionalistas del siglo pasado,
ellos ocupan una lugar preferencial en el vacío dejado por nuestro silencio
cómplice de 70 años de política colonial caracterizada por guerras y masacres.
Pero, si
queremos quebrar ese silencio, no hay que esperar nada de parte de los partidos
en el poder ni de los partidos en la oposición porque, para ellos, poner en
duda el colonialismo sólo les haría perder votos electorales. Sin embargo, como
lo dice Jean Ziegler, hay que « elegir su campo» : la de quienes, a pesar de la
represión y los masacres siguen resistiendo, y si, aquí, fueron muy pocos,
existen entre otros, por ejemplo, los Henri Alleg, los miembros de la Red
Janson, los cargadores de maletas anónimas, que pueden todavía hacernos querer
a Francia. (Henri Alleg, autor de La question (la tortura en Argelia), libro
denunciando el uso de la tortura en Argelia.
Notas:
[1]
http://chaoscontrole.canalblog.com/archives/2013/04/23/26991804.html
[2] Francis Azalier, Colonialisme et
impérialisme : « l’exception française » ou « le mythe humaniste », in Une
mauvaise décolonisation, La France : de l’Empire aux émeutes des quartiers
populaires, Le temps des cerises, Pantin, 2007, p36-37
[3] Mohammed Harbi, Faces cachées de la
seconde guerre mondiale La guerre d’Algérie a commencé à Sétif. Le Monde
diplomatique, mai 2005, page 21 ;
http://www.monde-diplomatique.fr/2005/05/HARBI/12191
[4]
http://www.lemonde.fr/societe/article/2011/10/17/17-octobre-1961-ce-massacre-a-ete-occulte-de-la-memoire-collective_1586418_3224.html
[5] Mathieu Rigouste, L’ennemi intérieur,
de la guerre coloniale au contrôle sécuritaire,
https://conflits.revues.org/3128
[6] Jean Ziegler, Retournez les fusils,
Choisir son camp, Éditions du Seuil, Paris, 2014, pp 199-200
[7] Idem, p 198
[8]
http://www.afrique-demain.org/economie-140-place-des-entreprises-francaises-en-afrique-subsaharienne
[9] Voir mon précédent article : 25 ans
après la révolte des jeunes à Forest : Première, deuxième, troisième
génération, toujours la répression…
http://nadinerosarosso.blogspot.be/2016/05/25-ans-apres-la-revolte-des-jeunes.html
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